«Asesinerama» en negro by Burton Hare

«Asesinerama» en negro by Burton Hare

autor:Burton Hare
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Policial
publicado: 1970-09-30T22:00:00+00:00


CAPÍTULO VII

El teniente demostraba un humor de perros, muy comprensible si se tiene en cuenta que el asesino le había estropeado su semana de libertad.

—No hemos adelantado un paso, Jansen —dijo—. El laboratorio está trabajando y prácticamente nos encontramos en los preliminares de la investigación. ¿A qué se debe su interés?

—Bueno, yo estaba allí, ¿recuerda?

—Los sarcasmos me sacan de quicio.

—Quiero decir que el asesino me estropeó un negocio de cinco mil dólares. Tengo cierto interés en verlo en el banquillo.

Casi dio un salto fuera de la silla.

—¿Cinco mil pavos? —bufó—. Así que Steiner iba a pagarle ese montón de dinero…

—Más mi cuenta por tarifa extra.

—¿Qué infiernos quería de usted para prometerle todo eso?

—No lo sé. Eso es lo que me irrita.

—Steiner era un mal bicho —monologó—. He obtenido la completa seguridad de que había cosas muy sucias en su vida y sus actividades. Debía encontrarse en un buen apuro, ¿eh, Jansen?

—Eso parece. ¿A qué se refiere al decir que las actividades de Steiner eran muy sucias?

—No lo sé exactamente, pero todo huele mal a su alrededor. No he podido obtener una sola opinión favorable a ese tipo.

Decidí arriesgarme un poco más.

—¿Chantaje acaso? —pregunté.

Me miró con las cejas fruncidas.

—¿De dónde saca esa idea?

—Es eso solamente, una idea.

—Steiner estaba forrado de dinero, su industria cinematográfica estaba produciéndole auténticas avalanchas de dinero. ¿Para qué mil diablos podía querer arriesgarse con peligroso chantaje a nadie?

—Bueno, era sólo una idea, pero si ustedes no han encontrado nada que lo indique es que mi idea es una estupidez.

Me miró con la sospecha reflejada en sus ojos claros y vivos.

—Hay algo en esta visita de usted que me intriga, Jansen… y ahora me sale con esas preguntas sobre chantaje… Creo que me ocuparé un poco de esta faceta del asunto.

Me levanté, sonriendo.

—Es usted demasiado suspicaz, Drum. Llámeme si me necesita para algo, o aunque sólo sea para decirme si hay algún progreso. Me gustará mucho ver al asesino en el lugar en que debe estar.

—Lo haré.

Me despedí antes que la suspicacia del policía le llevara a formular otras preguntas que no podría responder.

Bien, me encaminé a la dirección del misterioso comunicante de la noche anterior, el tipo llamado Trent. Sólo cuando ya estaba en camino advertí que debía pasar por Malibú y eso me hizo cambiar de rumbo para buscar el fotógrafo llamado Saulnier.

Era un estudio como hay muchos en esa zona, y el tal Saulnier resultó un hombre con más años de los que él habría querido.

Era de estatura mediana, extremadamente delgado y nervioso.

—¿Qué puedo hacer por usted? —me soltó de entrada—. Le advierto que si se trata de fotos de reportaje no…

—Ponga el freno, amigo. No quiero ninguna foto.

Gruñó por lo bajo.

—Las fotos son lo que me dan dinero. No hago otra cosa, de manera que abrevie.

Saqué la fotografía de Celeste Holm y la dejé sobre el mostrador.

—Usted la hizo —dije—. ¿Recuerda?

Frunció el ceño, se subió las gafas encima de la nariz y se inclinó mucho para, verla con detalle.

—Tiene unos efectos de luz perfectos —murmuró—.



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